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Desarrollo personal

La metáfora Messi

Por Lic. María Elisa Lacace Pérsico

Se suele hablar del desarrollo personal, de ir siempre por más y de redoblar la apuesta. Y si alguien nos ha dado un ejemplo de disciplina, constancia y resultados, es Lionel Messi. Su reciente anuncio profesional nos abre una pregunta: estar constantemente enfocados en obtener el mayor rédito posible y en explotar al máximo nuestro potencial, ¿puede tener un costo?

Desde hace tan solo unos días el mundo entero habla de un inesperado anuncio. Está en boca de todos, lo vemos en las redes, lo escuchamos en la radio, circula en todos los medios: Lionel Messi ha tomado una definición con respecto a los próximos pasos en su carrera futbolística.

Mucho se venía especulando al respecto: que el pase a Arabia Saudita, que el regreso a su viejo y querido Barça, que el pase a algún otro equipo del viejo continente (con su permanencia en la Liga europea). Su resolución llega con una declaración que dejó boquiabiertos a todos: continuará su carrera en el Inter de Miami.

Y ahí va, otra vez la gente hablando de Messi: los amigos cuando se reúnen, los compañeros de oficina, el taxista con el pasajero, el verdulero amigo. Los más reflexivos, al leer estas líneas, podrán pensar: “y claro que ya estamos hasta las manos, si por lo que parece ahora hasta los psicólogos opinan sobre Messi. ¿Por qué no lo dejan vivir?” Pero claro está que en este espacio no juzgamos, no sentenciamos ni censuramos. Tan sólo tomamos elementos del mundo en el que vivimos para ponerlos a trabajar desparramando ideas, en una suerte de reflexión colectiva que nos ayude a observar desde otro ángulo cómo estamos viviendo, qué decisiones tomamos y hacia dónde vamos. Ahora bien, ¿qué tiene que ver Messi con todo esto? Veamos.

Puede ser llamativa su decisión de continuar en un club de Estados Unidos, justamente porque no se trata de una cultura donde el fútbol es un deporte predilecto, y por ende se encuentra en un nivel menos competitivo. Tener a Messi allí es casi como un “desperdicio”. Muchos interpretan este paso como la caída del ídolo, llegando incluso a advertir que dar esta noticia es casi como anunciar su retiro. ¿Cómo se va a ir en sus últimos años de ejercicio profesional a un club que le queda tan pequeño? ¿Cómo va a desaprovechar así su potencial, acaso no se trata de darlo todo? ¿Cómo va a privar al mundo de seguir disfrutándolo en todo su despliegue? Los portadores de esta voz se refieren claramente a la carrera de Messi, pero no a Messi.

Ahora sí: hablemos de Messi (o, mejor dicho, de Lionel). Él mismo hizo referencia a los indefinidos tiempos de espera de los clubes, en este caso del Barça, con el que una nueva negociación hubiera implicado extender la incertidumbre por tiempo indeterminado. Hizo hincapié en lo primordial de tomar su propia decisión sin tener que quedar a la espera nuevamente, condicionado por los plazos indefinidos de la negociación y la ansiedad que esta dispara. Y él lo sabe muy bien: la incertidumbre, la ausencia de garantías y las esperas por tiempo indeterminado, sobre todo cuando refieren a definiciones vitales, suelen ser una gran fuente de estrés y ansiedad. “Quería tomar mi propia decisión”, dice. No poner su vida en manos ajenas. Apropiarse de su tiempo. Por otro lado, enfatizó la dificultad que ha tenido en los últimos años para pasar tiempo con su familia. Manifiesta su deseo de empezar a vivir el fútbol de otra manera, “disfrutando más del día a día”, con más tranquilidad y saliendo del foco de presión en el que se encontraba.

Y aunque hasta ahora no parecía que estuviéramos leyendo un texto de salud mental, llegamos aquí al punto axial de la cuestión. Si tomamos la situación de Lionel como una metáfora de nuestra propia vida, ¿hasta dónde llega nuestro deseo de gloria? ¿Cuánto nos gratifica lo que hemos conseguido? ¿Quiénes de nosotros estamos firmando con Arabia Saudita para ganar más dinero, aunque sea en detrimento de nuestros afectos y a costa de la propia calidad de vida? ¿Quiénes estamos a la espera de una respuesta del Barça, en una negociación casi infinita? ¿Quiénes somos los que nos estamos yendo al Inter de Miami, aunque el ingreso económico sea menor, para conectar con nuestra actividad desde un lugar de disfrute saludable, menos presionados, y con tiempo de calidad para dedicar a nuestros seres queridos? Esto también puede ser extendido a situaciones o decisiones que van más allá de lo laboral, llegando a abarcar incluso nuestras relaciones personales. Son incontables los casos de individuos que se han quedado en lugares incómodos por esperar una resolución externa, o que han resignado cosas valiosas para sí mismos ya sea por una ambición desmedida, por el “deber ser”, o por exigencias o deseos de “los demás”.

Y es que quizá Lionel, además de deleitarnos con sus goles, jugadas y pases maestros, nos sirva también como disparador de reflexiones. En el mundial 2022 nos hizo pensar en lo fundamental de la disciplina y la constancia. Que si no bajamos los brazos, los sueños pueden cumplirse. Hoy, nos hace pensar en lo valioso del autocuidado, de escucharnos a nosotros mismos y de la puesta de límites. De poder encontrar el retorno a la calma, de saber parar a tiempo. ¿Y la opinión de los demás? Los demás…también elegirán su propia historia.

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